Chicos: les envío el borrador de lo que hicimos en clases. Tengan en cuenta, que no hicimos revisiones del mismo y , por lo tanto, debe haber repeticiones o partes que hay que aclarar o referir, por ejemplo el título es EL IDEAL CABALLERESCO EN EL POEMA DE MIO CID, y no la enunciación porque es la teoría empleada para analizar, en este caso. Sólo es una guía y no una copia que deben hacer. Uds pueden enriquecer sus trabajos con más bibliografía, aportes o nuevas interpretaciones con fundamento.
La extensión es de 7 siete carillas, sin bibliografía.
Nos vemos.
INSTITUTO DE ENSEÑANZA SUPERIOR N° 5 “José E. Tello”- SAN
SALVADOR DE JUJUY
CARRERA: PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA
CÁTEDRA: LITERATURA ESPAÑOLA i
AÑO LECTIVO: 2013
ALUMNO:
TRABAJO PRÁCTICO N° 1
EL IDEAL CABALLERESCO EN MIO CID. Cantar I
“…desde su mundo
el héroe épico desciende para entrar con paso firme en el campo de la
historia, y afronta serenamente este riesgo, mayor que todos los peligros de la
vida: el ser historiado por el pueblo a quien tanto combatió…”
Menéndez Pidal, Ramón
El Poema de Mío Cid fue
escrito hacia 1140, en la Edad Media, edad histórica que incluye numeras
características que se plasman en Rodrigo Díaz de Vivar y que lo configuran
como héroe épico. El contexto histórico sitúa a don Rodrigo como caballero,
bajo las órdenes de don Alfonso VI, rey de Castilla, León y Galicia, como
resultado de luchas internas entre los hijos de Alfonso I.
La obra literaria, si bien había circula en
forma oral por la transmisión de los juglares, hace referencia a un pasado
cercano, con figuras reconocidas por el pueblo aunque haya diferencias entre
los diferentes cantares. Esta cercanía y el peregrinaje de los creyentes hacia
Santiago de Compostela, facilitan el reconocimiento y las numerosas
refundiciones que elaboran los juglares.
En
cuanto a la sociedad medieval, la caballería fue una institución militar,
política, económica y social muy importante de la nobleza, que prestaba
servicios al rey, principalmente la defensa de los territorios. En este
contexto, la figura de Rodrigo Díaz cobra vital
importancia en la reconquista de España: los árabes han invadido la península, que está dividida
en dos, en el norte están los varios reinos cristianos, entre los cuales
destaca Castilla, en el sur la dominación árabe. El reino de Castilla empuja la
Reconquista y Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid) es el héroe de la época. El
personaje histórico vivió entre los años 1043 y 1099, nació en Vivar, cerca de
Burgos y fue caballero del ejército de Sancho II; cuando éste fallece, su
hermano Alfonso fue obligado por unos caballeros, entre los cuales estaba el
Cid, a jurar de no haber participado en la muerte, del rey y sólo después del
juramento Alfonso fue proclamado rey.
Para analizar los procesos de enunciación del Cantar I,
se seguirá la teoría crítica de María Isabel Filinich,
y en particular con los aspectos pertinentes como la polifonía, para la
elaboración del héroe épico.
En el texto literario se pueden diferenciar
dos niveles de enunciación: El nivel del enunciado y de la enunciación.
El primero hace referencia a la historia contada, a lo
acontecido a Rodrigo Díaz hace cien años. Estos datos que todavía se recuerdan
como más sobresalientes en la memoria del pueblo de Castilla permiten ensalzar
a don Rodrigo como héroe en los cantares de gesta.
El segundo, es el nivel de lo subyacente, lo expresado es
atribuible a un yo que apela a un tú. Aquí precisamente se elabora la figura de
héroe de Rodrigo Díaz, es en el presente de la enunciación donde el
yo-juglar apela a un tú-auditorio.
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De igual manera, los dos niveles se unen, se relacionan
en el análisis debido a que es necesario recurrir a ellos en su
complementariedad. El nivel de la enunciación se basa en el nivel del enunciado
y de él toma sus elementos.
La polifonía, según Filinich, es un aspecto de la
enunciación y la plantea como M. Bajtín, “son diferentes voces de los
personajes. Esta multiplicidad de voces (ya sea expresadas como voz interior o
como diálogo) es posible gracias a que los personajes son concebidos como
conciencias ajenas a su creador”
.Entre estas voces podemos citar:
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El narrador-juglar del Cantar I: al comenzar el Cantar se
presenta un yo omnisciente, que emplea la 3° persona parar dar a conocer a los
oyentes sobre el contexto histórico:
“Envió el rey don Alfonso a Ruy Díaz mío
Cid por las parias que debían pagarle cada año los reyes de Córdoba y Sevilla” (p.57)
Estos primeros versos, ayudan al oyente a
entender la misión encomendada a don Rodrigo y su obediencia para cumplir órdenes del rey Alfonso, como
también el enfrentamiento entre los
reyes con los partidarios castellanos al rey Almudáfar.
El juglar expresa los sentimientos del Cid
como persona y como caballero al enterarse del ataque al rey de Sevilla,
“…túvolo por mal y pesóle mucho…” (p.57), debido a que esto provocaría
enfrentamientos posteriores entre él y los enemigos.
La parte
inicial del canto es de gran importancia en cuanto es el momento más crítico de
Ruy Díaz de Vivar: éste debe salir desterrado del reino, hecho que provoca sus
lágrimas: ”De los sos ojos tan fuertemientre llorando,/ tornava la cabeça i
estávalos catando.” ( V,1-2). El Cid parte despojado de sus bienes y lo que
es más grave, enemistado con el rey, su señor. Pero esta situación crítica no
desestabiliza al héroe y antes bien reafirma la concepción católica medieval
pues el héroe da gracias a Dios : “grado a ti, señor padre que estás en
alto!” (v.8).
El código caballeresco incluía las virtudes de
lealtad, honor y fe. Son estas virtudes, las que se destacan según el juglar, en la figura de
Ruy Díaz.
El pueblo
de Burgos asume otra voz que interviene en el discurso. Para ello el juglar se
transforma en un intermediario o testigo de los hechos, pues exclama:
“Dios, que buen vasallo, si tuviese gran señor”
(p.99)
Son los burgueses y burguesas quienes expresan
estas palabras para referir, mediante una proposición condicional, con el nexo
subordínate “si” para dar cumplimiento a la acción que se nombra en la primera
parte.
Estas palabras se contraponen con la acción posterior
del héroe debido a que no encuentra posada. Se traduce en hechos, y acciones
como “el saber hacer” de la enunciación, por ej. p 60. : ” Aguijó mio Çid, a la puerta se llegava,/ sacó el pie del
estribera una feridal´ dava;” (V.37-38). Este momento de desesperación
aparece como un momento extremo, en un proceso de llegar al punto más crítico
de su situación.
Aparece así el enunciado referido en la voz de la
niña, que se transforma en el
interlocutor en esta instancia de enunciación, “…el rey lo ha prohibido, anoche
llegó su carta, con prevenciones severas, autorizada con su sello…”
(p.60). La aparición de una niña
contrasta este instante de desesperación con otro que sirve para reestructurar
esa figura de héroe. Un episodio de
inocencia, representado en los nueve años de la niña, quien devuelve la calma
al espíritu atormentado de Mío Cid. Las palabras expresadas por ella, hacen
referencia al motivo de la falta de
cobijo y aceptación a don Rodrigo por parte de los burgueses. Las leyes en la Edad media y en particular
las relacionadas con la caballería castigaban severamente y hasta con la muerte
a quienes ayudaran a los desterrados. De allí el comportamiento y temor de los burgueses,
que aunque compartían el destierro del héroe, no abren sus puertas.
En otro episodio, según la voz del juglar, mi cid
es presentado como un hombre astuto y de
recursos para conseguir las provisiones para su empresa. El episodio de Raquel
y Vidas surge como idea propia del héroe, capaz de engañar a quienes engañan
ante la imposibilidad de continuar con el destierro y la reconquista de
tierras. Si bien la idea del dinero en la época era sinónimo de nobleza, honra
y caballerosidad, don Rodrigo hace la promesa de devolver este préstamo al
finalizar su empresa, aunque no se consideraba falta incumplir con una promesa
a un impío, es decir, a alguien que no fuera cristiano.
Este momento que termina felizmente sirve para
tranquilizar a don Rodrigo en su desesperación y para relacionarse con el
siguiente en el que se despide de su familia. Este proceso de gradación en sus
sentimientos, se ve continuamente modificado, según el juglar porque combina
momentos extremos con otros plenos de subjetividad, “…El Cid a doña Ximena ívala abraçar; (...) Llorando de los ojos, que non
viestes atal, assís‘ parten unos d‘otros commo la uña de la carne. (V.368-275 ) (p.65).
Con la promesa al abad de devolver cuatro por cada
marco que se gaste en su esposa e hijas, el juglar refiere el respeto y
prestigio como caballero que mantiene el Cid, a pesar del destierro ante los
demás. La función de prometer en
palabras de don Rodrigo es símbolo, por lo tanto, de respeto por su condición
de noble y de prestigio, por sus logros
como caballero. La promesa es considerada como cumplimiento de los hechos, ya
que tanto el abad, el pueblo de Burgos y los judíos Raquel y Vidas, consideran
ciertos los hechos prometidos. Es por esto, que las palabras de los habitantes
de Burgos, confirman la veracidad de lo expresado por don Rodrigo, “…que buen
vasallo, si oviesse gran señor…” ya que el héroe es visto como víctima de los
nobles envidiosos. Ante la mirada del
pueblo es considerado con respeto y por este motivo no pueden ayudarlo.
El enunciador en este enunciado del relato, se va
configurando mediante sus propias palabras, con el decir representa el hecho de
cumplir las promesas que realiza. Este decir es sinónimo de cumplimiento del
ideal caballeresco en la Edad Media del Cid, y en particular por parte de los
nobles, constituye el cumplimiento a posteriori de las promesas realizadas.
Las propias palabras del Cid lo mostrarán como
ingenioso y astuto, tanto en el episodio
de los judíos como en la toma de Alcocer con el hecho de dejar una tienda
abandonada. En este plano, en el cual don Rodrigo es el mismo enunciador se
establecen diferencias con el hacer, destinado a los otros, que no son héroes,
como Martín Antolínez, quien ejecuta las ideas de don Rodrigo. Por lo tanto, el
héroe ocupa un lugar protagónico pero sin desconocer la importante
participación de los demás tanto en los hechos como en las ideas, ya que Martín
Antolínez propone al Cid abandonar el reino inmediatamente pues, “ya está
expirando el plazo,,,” (p.64) y luego es don Rodrigo, quien ordena partir.
También el episodio de la desobediencia de Pero
Bermúdez, se lo considera como parte de este proceso de configuración del héroe
porque aquí el juglar refiere a don Rodrigo como tolerante ante este hecho. No
recurre a algún castigo, aún apoya esta iniciativa y ordena socorrerlo. Es un
héroe muy particular, con caracteres humanos, que se alegra pero también llora
por el dolor de padre y esposo. Las hazañas de su mesnada justifican estos
aspectos negativos como las desobediencias, que luego se ven superadas por los
logros y la aceptación del héroe.
En esta enunciación, la voz del juglar presenta a Mío Cid como un ferviente religioso ya que enuncia el
hecho de agradecer a Dios por los momentos de dicha y dolor, tanto por el destierro
como por las victorias, “:: “grado a Dios e a las sus
vertudes santas;” (v.924). El hecho de pedir, agradecer a Dios o
encomendarse a algún santo forma parte del pensamiento medieval
religioso, tanto en nobles como en vasallos, aunque con fines materiales. El
episodio de la aparición del ángel Gabriel que lo ayuda, es recreado por el
juglar para mostrar a un héroe creyente y agradecido, que es guiado por Dios en
sus empresas guerreras.
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32- fidelidad al rey, LEALTAD
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33- temor de los moros.
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34 astucia
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35 religiosidad. FE
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36 clemencia con los moros. HONOR
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37 temor de los moros
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38 valentía. HONOR
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39 dá ánimo a sus caballeros. HONOR
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40 admiración por el Cid. HONOR
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41 valentía. HONOR
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43 admiración de la mesnada. HONOR
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44 religiosidad. FE
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45 generosidad. HONOR
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46 lealtad al rey. LEALTAD
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47 cumplimiento de promesa. HONOR
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48 generosidad con venta de Alcocer. HONOR
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49 aprecio de los moros
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50 agradecimiento a Dios y a Minaya. FE
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51 alegría del Cid.
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52 triunfo y saqueo. Guerrero…..LEALTAD
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53alegría del Cid.
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54- triunfos en Huesa
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55- arenga a la mesnada. HONOR
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56 piadoso con el conde de Barcelona. HONOR
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57- alegría del Cid.
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BIBLIOGRAFÍA ( hay muchas maneras de citar bibliog., ésta es una propuesta)
Apellido (orden alfabético) y nombres de autores, título del libro (en cursiva), lugar de edición, editorial, fecha.